Genesis 6. La historia de Noé
Cuando los hombres empezaron a multiplicarse sobre la tierra y les nacieron hijas, los hijos de Dios se dieron cuenta de que las hijas de los hombres eran hermosas, y tomaron por esposas aquellas que les gustaron.
Entonces dijo Yavé: «No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne. Que su vida no pase los ciento veinte años.»
En ese entonces había gigantes sobre la tierra, y también los hubo después, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y tuvieron hijos de ellas. Estos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos. El diluvio Yavé vio que la maldad del hombre en la tierra era grande y que todos sus pensamientos tendían siempre al mal.
Se arrepintió, pues, de haber creado al hombre, y se afligió su corazón.
Dijo: «Borraré de la superficie de la tierra a esta humanidad que he creado, y lo mismo haré con los animales, los reptiles y las aves, pues me pesa haberlos creado.»
Noé, sin embargo, se había ganado el cariño de Yavé.
Esta es la historia de Noé. Noé fue en sus tiempo un hombre justo y que se portó bien en todo; Noé caminaba con Dios.
Noé tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet.
El mundo se corrompió a los ojos de Dios y se llenó de violencia.
Miró Dios a la tierra, y vio que estaba corrompida, pues todos los mortales en la tierra seguían los caminos del mal.
Y dijo Dios a Noé: «He decidido acabar con todos los seres vivos, pues la tierra está llena de violencia por culpa de ellos, y los voy a suprimir de la tierra.
En cuanto a ti, construye un arca de madera de ciprés; en el arca dispondrás celditas, y la recubrirás con brea por dentro y por fuera.
La construirás de la siguiente manera: tendrá ciento cincuenta metros de largo, veinticinco metros de ancho y quince metros de alto.
Le pondrás un techo, dejando medio metro entre la parte superior de los costados y el techo. Pondrás la puerta del arca en un costado y harás un primer piso, un segundo y un tercero.
Por mi parte voy a mandar el diluvio, o sea, las aguas sobre la tierra, para acabar con todo ser que tiene aliento y vida bajo el cielo; todo cuanto existe en la tierra perecerá.
Pero contigo voy a firmar mi pacto, y entrarás en el arca tú y tu esposa, tus hijos y las esposas de tus hijos contigo.
Meterás en el arca una pareja de todo ser viviente, o sea de todos los animales para que puedan sobrevivir contigo; tomarás macho y hembra.
De cada especie de pájaros, de animales, de cada especie de los que se arrastran por el suelo, entrarán contigo dos para que puedan salvar su vida.
Procúrate también toda clase de alimentos y almacénalos, pues te servirán de comida a ti y a ellos.»
Y Noé hizo todo lo que lo que Dios le había mandado.
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