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Mostrando las entradas de enero, 2014

Génesis 32. En adelante ya no te llamarás Jacob, sino Israel, o sea Fuerza de Dios, porque has luchado con Dios y con los hombres y has salido vencedor!

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Labán se levantó muy temprano, besó a sus hijos y a sus hijas, los bendijo y se fue. Así volvió Labán a su lugar. Jacob, por su parte, siguió su camino y le salieron al encuentro Angeles de Dios. Al verlos dijo Jacob: «Este es un campamento de Dios», y por eso llamó a aquel lugar Majanaim. Jacob mandó a avisar de su llegada a su hermano Esaú, en Seír, en los campos de Edom;  los mensajeros recibieron las instrucciones siguientes: «Digan a mi señor, a Esaú, de parte de su servidor Jacob: He vivido con Labán y con él he permanecido hasta hoy. He adquirido bueyes, burros, rebaños, mozos y sirvientas. Y ahora quiero avisarte, esperando que me recibirás bien.» Volvieron los mensajeros y dijeron a Jacob: «Hemos estado con tu hermano Esaú, y él mismo viene ahora a tu encuentro con cuatrocientos hombres.» Jacob se llenó de miedo y se desesperó. Dividió en dos campamentos a la gente que estaba con él, y lo mismo hizo con el ganado, las ovejas y los cam

Génesis 31. Dios ha visto mis pruebas y el trabajo de mis manos!

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Supo Jacob lo que los hijos de Labán andaban diciendo: «Jacob se ha apoderado de todo lo de nuestro padre, y con lo de nuestro padre ha hecho toda esa fortuna.» Y se dio cuenta Jacob de que Labán no lo miraba en la misma forma que antes. Entonces Yavé dijo a Jacob: "Regresa a tu patria, a la tierra de tus padres, pues yo estaré contigo.» Jacob mandó a llamar a sus esposas Lía y Raquel, las que vinieron al campo, donde estaba el rebaño y les dijo: «Veo que el padre de ustedes no me mira con buenos ojos como antes, pero el Dios de mi padre ha estado conmigo. Ustedes saben muy bien que he servido a su padre con todas mis fuerzas,  y que él se ha burlado de mí, cambiándome diez veces mi salario. Pero Dios no le ha permitido que me perjudicara. Cuando él decía: "Las crías manchadas serán para ti", todas las ovejas parían corderitos manchados. Y si decía: "Las rayadas serán tu sueldo", todo el rebaño tenía corderitos rayados.

Génesis 30. Dios siempre esta con nosotros!

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Raquel, viendo que no daba hijos a Jacob, se puso envidiosa de su hermana y dijo a Jacob: «Dame hijos, porque si no, me muero.» Entonces Jacob se enojó con Raquel y le dijo: «Si Dios te ha negado los hijos, ¿qué puedo hacer yo?» Ella le contestó: «Aquí tienes a mi esclava Bilá. Únete a ella y que dé a luz sobre mis rodillas. Así tendré yo también un hijo por medio de ella.» Le dio, pues, a su esclava Bilá, y Jacob se unió a ella. Bilá quedó embarazada, y dio a Jacob un hijo. Entonces Raquel dijo: «Dios me ha hecho justicia, pues ha oído mi voz y me ha dado un hijo.» Por eso le puso por nombre Dan. Otra vez concibió Bilá, la esclava de Raquel, y dio a Jacob un segundo hijo. Y Raquel dijo: «Tuve una lucha tremenda con mi hermana y he vencido.» Por eso lo llamó Neftalí. Viendo Lía que había dejado de tener hijos, tomó a su sierva Zelfa y se la dio por mujer a Jacob. Y Zelfa, esclava de Lía, dio un hijo a Jacob. Lía exclamó: «¡Qué suerte!», y le puso

Génesis 29. Lía quedó embarazada y dio a luz un hijo, al que llamó Rubén, porque decía: «En verdad Yavé ha visto mi aflicción; ahora mi esposo me amará.»!

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  Jacob, siguiendo su viaje, llegó a la tierra de oriente. En el camino vio un pozo, y cerca de él descansaban tres rebaños de ovejas, pues era en este pozo donde tomaban agua los rebaños. Una gran piedra cubría la boca del pozo. Allí se juntaban todos los pastores, removían la piedra, sacaban agua para los rebaños y volvían a colocar la piedra sobre la boca del pozo. Jacob dijo a los pastores: «Hermanos, ¿de dónde son ustedes?» Contestaron: «Somos de Jarán.» Les preguntó Jacob: «¿Conocen a Labán, el hijo de Najor.» Contestaron: «Sí, lo conocemos.» «¿Está bien?», preguntó aún. Contestaron: «Sí, muy bien. Mira, justamente allí viene su hija Raquel con las ovejas.» Jacob les dijo: «Veo que el sol está todavía alto y que aún no es hora para guardar el ganado, ¿por qué no dan agua a sus ovejas y las llevan a pastar.» Los pastores respondieron: «No podemos hacer eso hasta que no se junten todos los rebaños y se haya sacado la piedra de la boca del

Génesis 28. Te daré a ti y a tus descendientes la tierra en que descansas!

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Entonces Isaac llamó a su hijo Jacob, lo bendijo y le dio esta orden: «No te cases con ninguna mujer cananea. Ponte en camino y vete a Padán-Aram, a la casa de Betuel, el padre de tu madre, y elige allí una mujer para ti de entre las hijas de Labán, hermano de tu madre. Que el Dios de las Alturas te bendiga, te multiplique y de ti salgan muchas naciones. Que Dios te conceda la bendición de Abrahán, a ti y a tu descendencia, para que te hagas dueño de la tierra en que ahora vives, y que Dios dio a Abrahán.» Isaac despidió a Jacob, que se dirigió a Padán-Aram, a la casa de Labán, hijo de Betuel el arameo, hermano de Rebeca. Esaú vio que su padre había bendecido a Jacob y lo enviaba a Padán-Aram para que allí se buscara una mujer. Escuchó también que, después de haberlo bendecido, le había ordenado: «No te cases con ninguna mujer cananea», y que Jacob, obedeciendo a su padre y a su madre, se había ido a Padán-Aram. Comprendió, pues, que las mujeres ca

Génesis 27. La historia de Esaú y Jacob!

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Siendo Isaac ya anciano, y con sus ojos tan debilitados que no veía nada, llamó a su hijo mayor Esaú. Como le dijera: «¡Hijo mío!», Esaú respondió: «Aquí estoy". Prosiguió Isaac: «Mira que ya estoy viejo e ignoro el día de mi muerte. Así, pues, toma tus armas, tu arco y la caja de las flechas, sal al campo y caza alguna pieza para mí. Luego me preparas un guiso como a mí me gusta y me lo sirves, y yo te daré la bendición antes de que muera.» Rebeca estaba escuchando la conversación de Isaac con Esaú. Cuando éste se fue al campo en busca de caza para su padre, Rebeca dijo a su hijo Jacob: «Acabo de oír a tu padre que hablaba con tu hermano Esaú y le dijo: Vete a cazar y prepárame un guiso, para que yo lo coma y te pueda bendecir ante Yavé, antes de morirme´. Ahora, pues, hijo, escúchame y haz cuanto te diga. Anda al corral y tráeme dos cabritos de los mejores que haya; con ellos haré un guiso como le gusta a tu padre. Después tú se lo presenta

Genesis 26. Isaac, por tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra, como premio a la obediencia de Abrahán, que guardó mis leyes y cumplió mis mandamientos y preceptos!

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Hubo hambre en el país, -ésta no se debe confundir con la primera hambruna que hubo en tiempos de Abrahán- y fue Isaac a Guerar, hacia Abimelec, rey de los filisteos. Se le apareció Yavé y le dijo: «No bajes a Egipto, quédate en la tierra que yo te diga. Serás forastero en esa tierra, pero yo estaré contigo y te bendeciré. Pues quiero darte a ti y a tus descendientes todas estas tierras, cumpliendo así el juramento que hice a tu padre Abrahán. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y le daré todas esas tierras. Y por tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra,  como premio a la obediencia de Abrahán, que guardó mis leyes y cumplió mis mandamientos y preceptos.» Isaac, pues, se estableció en Guerar. Cuando la gente de aquel país le preguntaba quién era la mujer que iba con él, les decía: «Es mi hermana». Porque tenía miedo a decir que era su esposa, para que no lo fueran a matar por causa de Rebeca, que er

GENESIS 25. «Dos naciones hay en tu seno; dos pueblos se separarán desde tus entrañas. Uno será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor.»

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Abrahán tomó a otra mujer llamada Queturá, de la que tuvo los siguientes hijos: Zamram, Jecsán, Madián, Jesboc y Suraj. Jecsán fue padre de Saba y Dedán. Los hijos de Dedán fueron los asuritas, los latusíes y los leumíes. De Madián nacieron: Efá, Efer, Enoc, Abidá y Eldaa. Todos estos fueron descendientes de Queturá. Abrahán dio todo lo suyo a Isaac. A los hijos de las concubinas que tenía Abrahán, en cambio, les hizo regalos, y estando él vivo todavía, los envió más al este, a los paises del oriente, lejos de Isaac. Abrahán vivió ciento setenta y cinco años. Abrahán murió luego de una feliz ancianidad, cargado de años, y fue a reunirse con sus antepasados. Sus dos hijos, Isaac e Ismael, lo se pultaron en la cueva de Macpelá, que está en el campo de Efrón, hijo de Seor el hititaenfrente de Mambré. Esta era la finca que Abrahán había comprado a los hititas, allí fueron sepultados Abrahán y su esposa Sara. Después de la muerte de Abrahán, Dios

Génesis 24. La historia de Rebeca!

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Abrahán era ya un anciano muy avanzado en edad, y Yavé le había favorecido en todo. Abrahán dijo a su servidor más antiguo, que era su mayordomo: «Pon tu mano bajo mi muslo, y júrame por Yavé, Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás para mi hijo una mujer de raza cananea, pues vivo en medio de éstos, sino que irás a mi país, a buscar entre mi parentela una mujer para mi hijo Isaac.» El servidor le respondió: «Y si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra, ¿tendré que llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?» Abrahán le contestó: «Por ningún motivo llevarás allá a mi hijo. Pues Yavé, Dios del cielo y de la tierra, que me sacó de la familia de mi padre y del país donde nací, me prometió con juramento que entregaría este país a mis descendientes. Y enviará a su Angel delante de ti, para que traigas de allá una mujer para mi hijo. Si la mujer no quiere seguirte, quedarás libre de este juramento. Pero en ningún caso llevarás p