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La Creación, El pecado, La Fe y El Perdón!

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Que maravilla es poder, leer y escuchar la historia del pueblo de Dios! Que grandes son sus maravillas! Es tan grande el mensaje de Dios contenido en la biblia, que supera a los tiempos;  y nos deja un mensaje para el día a día. la llave una sola palabra Fe                                                        

Génesis 50. José les respondió: «No teman. ¿Acaso podría ponerme yo en lugar de Dios? Ustedes quisieron hacerme daño, pero Dios quiso convertirlo en bien para que se realizara lo que hoy ven: conservar la vida de un pueblo numeroso!

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José se acercó a la cama de su padre, lo abrazó llorando y lo besó. Mandó después a los médicos que estaban a su servicio que embalsamaran a su padre y ellos lo embalsamaron. Emplearon en ello cuarenta días, ya que éste es el tiempo necesario para el embalsamamiento. Los egipcios lo lloraron durante setenta días. Transcurrido el tiempo de duelo, José habló a los principales de la casa de Faraón de esta manera: «Si ustedes realmente me aprecian, les ruego hagan llegar a oídos de Faraón lo siguiente: Antes de morir, mi padre me hizo prometerle bajo juramento que yo lo habría de sepultar en el sepulcro que él mismo se había preparado en el país de Canaán. Así pues, permíteme ahora subir a enterrar a mi padre, y luego volveré.» Faraón le mandó a decir: «Sube y entierra a tu padre, tal como te hizo jurar.» Subió José a sepultar a su padre y subieron también con él todos los oficiales de Faraón, los principales de su familia y todos los jefes de Egipto, 

Génesis 49. La bendición de Jacob sobre sus hijos!

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Jacob llamó a sus hijos y les dijo: «Reúnanse, que les voy a anunciar lo que sucederá en el futuro. Júntense hijos de Jacob, oigan y escuchen a Israel, su padre. Rubén , tú eres mi primogénito, mi vigor y el primer fruto de mi virilidad, pero rebosante de orgullo y de ímpetu. Eres como las aguas espumantes: no te encumbrarás, tú que subiste al lecho de tu padre y deshonraste mi cama. Simeón y Leví son hermanos, sus cuchillos fueron instrumentos de violencia. Que nunca mi alma participe en sus intrigas, y que mi corazón esté lejos de su compañía, porque en su enojo mataron hombres, y en su furor desjarretaron toros. Sea maldita su cólera porque es violenta, y su furor, porque fue cruel! Los dividiré en Jacob, y los dipersaré en Israel. A ti, Judá , te alabarán tus hermanos, tu mano agarrará del cuello a tus enemigos, y tus hermanos se inclinarán ante ti. ¡Judá es cachorro de león! Vuelves, hijo mío, de la caza. Se agazapa o se abalanz

Génesis 48. A ustedes los tomarán como ejemplo cuando quieran bendecir a alguno en Israel, y dirán: "Que Dios te haga semejante a Efraím y Manasés".» Así puso a Efraím por delante de Manasés

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Algún tiempo después, avisaron a José de que su padre estaba enfermo. Tomó entonces con él a sus dos hijos, Manasés y Efraím, e hizo anunciar a su padre: «Mira, tu hijo José ha venido a verte.» Israel, haciendo un esfuerzo, se sentó en la cama. Dijo Jacob a José: «El Dios de las Alturas se me apareció en Luz, en el país de Canaán, y me bendijo diciendo: "Mira, yo haré que seas fecundo y que te multipliques. Haré de ti una asamblea de naciones y te daré a ti y a tus descendientes después de ti este país, como una propiedad eterna." Desde ahora, pues, los dos hijos que te han nacido en Egipto antes de llegar yo a este país, serán míos. Efraím y Manasés serán hijos míos, al igual que Rubén y Simeón son hijos míos. Luego bendijo a José diciendo: «Que el Dios ante el cual caminaron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que ha sido mi pastor desde el día en que nací hasta hoy,  pero los hijos que has engendrado después. serán tuyos, tanto ellos como su pa

Genesis 47. Jacob, cuando los días de su vida se acercaron a su fin!

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Llegó, pues, José donde estaba el Faraón con la noticia de que su padre y sus hermanos habían llegado de Canaán con sus rebaños, vacas y demás pertenencias, y que se encontraban en la tierra de Gosén. Después escogió a cinco de sus hermanos y los presentó a Faraón. Este les preguntó: «¿A qué se dedican?» Ellos contestaron: «Nosotros, tus servidores, somos pastores de ovejas, como lo fueron nuestros padres. Hemos venido a vivir en este país porque ya no quedaban pastos para nuestros rebaños, debido a la gran sequía que asola el país de Canaán. Por eso te rogamos que nos permitas vivir en la tierra de Gosén.» Entonces Faraón dijo a José: , «Que vivan en el país de Gosén, y si sabes que entre ellos hay hombres capacitados, pon los como pastores principales de mis ganados.» Faraón, rey de Egipto supo que Jacob y sus hijos se habían presentado a José en Egipto. Entonces dijo a José: «Tu padre y tus hermanos han venido a ti. Todo el país de Egipto está a tu disposi

Génesis 46. Jacob, Jacob, yo soy Dios, el Dios de tu padre. No temas bajar a Egipto, porque allí te convertiré en una gran nación!

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Israel partió con todo lo que tenía, y al llegar a Bersebá, ofreció allí sacrificios al Dios de su padre Isaac. Dios habló a Israel durante la noche en una visión y le dijo: «Jacob, Jacob». «Aquí estoy», contestó él. Y Dios prosiguió: «Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No temas bajar a Egipto, porque allí te convertiré en una gran nación. Yo te acompañaré a Egipto, y también te haré volver aquí. José te cerrará los ojos.» Jacob dejó Bersebá y los hijos de Israel llevaron a su padre junto con sus hijos pequeños y sus mujeres en las carretas que Faraón había mandado para transportarlos. También tomaron sus rebaños y todo lo que habían adquirido en Canaán, y así entraron en Egipto Jacob y toda su descendencia, sus hijos y los hijos de sus hijos, sus hijas y los hijos de sus hijas; en una palabra, hizo que entrara con toda su familia en Egipto. Estos son los nombres de los descendientes de Israel que entraron en Egipto: Jacob y sus hijos. Rubén, el primogé

Génesis 45. Yo soy José, su hermano, el que ustedes vendieron a los egipcios. Pero no se apenen ni les pese por haberme vendido, porque Dios me ha enviado aquí delante de ustedes para salvarles la vida!

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A este punto José no pudo ya contenerse más delante de toda aquella gente que estaba con él, y gritó: «¡Salgan todos de aquí!» No quedaba ninguno cuando José se dio a conocer a sus hermanos,  pero rompió a llorar tan fuerte que lo oyeron los egipcios y los servidores de Faraón. José dijo a sus hermanos: «Yo soy José. ¿Vive aún mi padre?» Ellos quedaban tan aterrados de verlo que no podían responderle. El les dijo: «Acérquense», y se acercaron. «Yo soy José, su hermano, el que ustedes vendieron a los egipcios. Pero no se apenen ni les pese por haberme vendido, porque Dios me ha enviado aquí delante de ustedes para salvarles la vida. Ya van dos años de hambre en la tierra, y aún quedan cinco en que no se podrá arar ni cosechar. Dios, pues, me ha enviado por delante de ustedes, para que nuestra raza sobreviva en este país: ustedes vivirán aquí hasta que suceda una gran liberación. No han sido ustedes, sino Dios quien me envió aquí; El me ha hecho familia